El diccionario de mi casa (que es una fuente sumamente fiable), relaciona el término conflicto con lucha, enfrentamiento u oposición entre personas o cosas, y hace referencia también a cuestiones que son objeto de debate o discusión. Con una definición tan general, es posible imaginar una amplia variedad de conflictos en el aula: faltas de respeto para con el profesor o los alumnos, problemas de puntualidad, higiene o falta de asistencia, deterioro del aula...
Cuando ayer por la mañana nos juntamos en grupillos para debatir sobre este tipo de conflictos, nos tocó abordar el tema de deterioro del aula y del "extravío con cierta ayuda externa" de efectos personales de los alumnos. Como gente agradable e imaginativa que somos, se nos ocurrieron múltiples ideas para deteriorar el aula (solo levemente, claro): pintar las mesas o las paredes, encajar las persianas, lanzar lápices al techo para que se queden clavados... Luego hay cosillas un poco más interesantes, como quemar mesas o hacer que "desaparezca" el material escolar de los compañeros. O que se caiga accidentalmente por la ventana, vaya.
¿Qué medidas podemos tomar, como docentes, para dar respuesta a estos pequeños conflictos? Se parte de la base de que la sanción tiene que ser proporcional al delito cometido. Por tanto, si la falta implica haber ensuciado el aula, el alumno tendrá que contribuir a su limpieza durante el recreo (palabras mágicas); si ha pintado la mesa, pues deberá limpiar todas las mesas de la clase; si ha encajado la persiana, desencajarla... En los casos en los que corregir la falta no sea factible (el tema de subirse a la mesa para quitar los lápices clavados del techo, pues como que no), simplemente se barrerá o fregará la clase, o los pasillos, o el patio.
En cuanto a la desaparición en extrañas circunstancias de material escolar de algún alumno, es un tema un poco más grave. Ante todo, el profesor debe transmitir la importancia del respeto a la propiedad privada y las pertenencias de los demás. Además, el docente tiene que intentar resolver el problema de una manera no demasiado pública. De esta manera, si ha sido una simple broma no se le da más importancia y no se avergüenza al ejecutor delante de toda la clase y, si ha sido un alumno "graciosillo", no se le regala la atención del resto del alumnado. Evidentemente, si el conflicto va a más o es continuado en el tiempo, se amonestará al transgresor de manera privada y se le derivará, en caso de ser necesario, al jefe de estudios para ponerlo en conocimiento de sus tutores legales.
Con estas medidas se pretende, por una parte, evitar que el alumno que ha cometido la falta adquiera protagonismo delante de los demás. Por otro lado, se busca que la sanción impuesta contribuya a mejorar las condiciones del centro, lo que supondrá un beneficio para la totalidad de la comunidad educativa.
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