lunes, 11 de noviembre de 2019

LA EDUCACIÓN DEL FUTURO

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La educación en el futuro... ¿Cómo será? Si se tiene en cuenta que la tecnología se está adentrando en la sociedad a pasos agigantados, parece más que obvio que nos espera un panorama educativo mucho más tecnológico, plagado de cables, aplicaciones y pantallas. Para concebir este futuro, la imaginación es el límite. 

Podemos partir de la base de que el alumno estará mucho más involucrado en su propio proceso de aprendizaje, y el profesor pasará de instructor a acompañante en el camino de la educación. La acumulación de datos e información dejará de ser lo más importante en la escuela, pues se habrá entendido que la prioridad es saber manejar toda esta información, y aproximarse a ella con criterio propio que permita elaborar juicios y opiniones personales. Además, la atención estará mucho más centrada en el individuo, y facilitará que este conozca sus capacidades y habilidades, y sea capaz de desarrollarlas para alcanzar el máximo de sus posibilidades. 

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Para conseguir alcanzar todos estos objetivos, será preciso que el aprendizaje no se limite al aula, sino que haya una apertura de la escuela al exterior, entendiendo que todos los contextos y ambientes pueden contribuir al enriquecimiento del individuo. 

Si se consideran los objetivos que se han planteado queda claro que la tecnología, bien utilizada, tendrá un papel fundamental. Sin duda, los hologramas y la realidad virtual deberían ser una herramienta a disposición de todos los colegios e institutos, pues su potencial educativo es enorme; pueden permitir al individuo experimentar cualquier época histórica, explorar el espacio, realizar reacciones químicas sin peligro alguno, entender el cuerpo humano desde dentro, estudiar geomorfología desde la falda de la montaña, acompañar a las aves en su vuelo migratorio, empaparse de otras culturas... 

Sin duda, la tecnología abre un mundo de posibilidades, y será determinante para que los alumnos se desarrollen como personas, comprendan la realidad en que viven y puedan enfrentarse a ella de manera reflexiva. Es más que evidente que facilita la autorregulación, la motivación y el aprendizaje. Sin embargo, a pesar de las muchas virtudes de los avances tecnológicos, será importante no olvidar cultivar las relaciones personales, las habilidades sociales y manuales y, de vez en cuando, salir a dar un paseo para recordar que belleza del mundo real superará siempre la del mundo tecnológico. 

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