José Antonio Marina escribe en 2015 El libro blanco de la profesión docente y su entorno escolar, con la idea de recoger en un documento propuestas relacionadas con el sistema educativo, el profesorado y los centros de enseñanza. El objetivo principal, de acuerdo con el propio Marina, es que el libro pueda ser "debatido, completado, desechado o aceptado" por todo aquel que tenga acceso a él. Procedamos pues, a analizar parte del texto, sabiendo que contamos con el beneplácito del autor.
La primera propuesta parte de la premisa de que la educación es la base de la sociedad y que, dependiendo del contexto histórico-social, las demandas planteadas al sistema educativo han ido cambiando. En la actualidad, se busca una formación que permita el desarrollo emocional, intelectual, social y ético del individuo.
Si bien todo esto suena muy idílico, podría ser excesivo dejar toda la responsabilidad de la mejora de la sociedad en manos de las escuelas. Hoy día parece que la culpa del bajo rendimiento académico, el fracaso escolar y la desmotivación estudiantil es del sistema educativo y, más concretamente, de los alumnos y los profesores. Una gran mayoría de la sociedad les señala a ellos.
Pero, ¿no habrá otros culpables que considerar? ¿Qué sucede con la legislación educativa? ¿Qué hay de los rígidos e inacabables temarios, que buscan memorización pero no aprendizaje ? ¿Quién piensa en la motivación de los profesores? Marina plantea en esta primera propuesta que familia y demás instituciones deben verse involucradas en el proceso educativo. Aunque esta premisa es muy acertada no cabe duda de que, sin un cambio radical en la mentalidad de la sociedad y el planteamiento de la educación en nuestro país, no se conseguirá este "éxito educativo" que con tanto ahínco se persigue en los últimos años.
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