El autobús de vuelta a casa. Para la mayoría de estudiantes es maravilloso porque implica, obviamente, volver a casa tras una larga jornada escolar. Sin embargo, si uno le pone un poco de intención el trayecto también puede ser escenario de conversaciones sumamente interesantes.
En las últimas semanas, el viaje de vuelta a casa se ha convertido para mí en una hora de reflexión sobre el máster, la educación, los institutos, los alumnos y el sistema. Resulta que coincido con María, una también futura profesora que actualmente está haciendo las prácticas del máster en un instituto de Valladolid. Su perspectiva, realista pero no pesimista, es muy enriquecedora. Ayer (casualidades de la vida) hablábamos precisamente de su experiencia con respecto a la participación en las aulas.
El término "participar" implica involucrarse de forma activa en una actividad, tratando de aportar, comprometerse, transformar el entorno... En definitiva, consiste en vivir plenamente una experiencia. Sin duda, los seres humanos necesitamos participar en la sociedad para poder desarrollarnos completamente como personas.
Entonces, ¿qué sucede con la participación en el aula? La realidad es que, si mantener la atención del alumnado durante las clases puede ser un tanto complicado, conseguir una participación activa requiere un esfuerzo aún mayor. Sin duda, un aula participativa permite que los estudiantes estén más motivados e interesados, y esto permite que se involucren en su aprendizaje, y que este sea más efectivo.
Queda claro. Es fundamental que los docentes fomenten la participación de los estudiantes en el aula. Pero, ¿qué se puede hacer para que la participación sea posible? A continuación se comentan una serie de propuestas que sería necesario considerar:
- La presentación de la lección tiene que ser dinámica, organizada y amena, haciendo uso de multitud de ejemplos y preguntando a los alumnos.
- Es importante que las tareas tengan relación con el mundo real, ya que a estas edades el estudio de lo cotidiano suele interesar más que el estudio de lo abstracto.
- Se debería fomentar el debate, pues esto permite crear una opinión propia y desarrollar un espíritu crítico, sobre el que los jóvenes pueden asentar su personalidad.
- La actitud del docente es un gran condicionante; el que el profesor sea accesible, cree un ambiente en que toda pregunta sea bien recibida, reconozca errores, haga uso de creatividad e innovación para aumentar el dinamismo... es fundamental para fomentar la participación del alumnado.
Así, la participación permite crear un ambiente de todos y para todos en el que, sobre las bases del respeto, la igualdad y la confianza, cada individuo puede ser capaz de alcanzar su máximo potencial.
El término "participar" implica involucrarse de forma activa en una actividad, tratando de aportar, comprometerse, transformar el entorno... En definitiva, consiste en vivir plenamente una experiencia. Sin duda, los seres humanos necesitamos participar en la sociedad para poder desarrollarnos completamente como personas.
Entonces, ¿qué sucede con la participación en el aula? La realidad es que, si mantener la atención del alumnado durante las clases puede ser un tanto complicado, conseguir una participación activa requiere un esfuerzo aún mayor. Sin duda, un aula participativa permite que los estudiantes estén más motivados e interesados, y esto permite que se involucren en su aprendizaje, y que este sea más efectivo.
Queda claro. Es fundamental que los docentes fomenten la participación de los estudiantes en el aula. Pero, ¿qué se puede hacer para que la participación sea posible? A continuación se comentan una serie de propuestas que sería necesario considerar:
- La presentación de la lección tiene que ser dinámica, organizada y amena, haciendo uso de multitud de ejemplos y preguntando a los alumnos.
- Es importante que las tareas tengan relación con el mundo real, ya que a estas edades el estudio de lo cotidiano suele interesar más que el estudio de lo abstracto.
- Se debería fomentar el debate, pues esto permite crear una opinión propia y desarrollar un espíritu crítico, sobre el que los jóvenes pueden asentar su personalidad.
- La actitud del docente es un gran condicionante; el que el profesor sea accesible, cree un ambiente en que toda pregunta sea bien recibida, reconozca errores, haga uso de creatividad e innovación para aumentar el dinamismo... es fundamental para fomentar la participación del alumnado.
Así, la participación permite crear un ambiente de todos y para todos en el que, sobre las bases del respeto, la igualdad y la confianza, cada individuo puede ser capaz de alcanzar su máximo potencial.
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